ESTACIÓN EMILIANO REYNOSO
*Foto de Jorge Cerigliano . Compartimos la Ventana del Tren* Aquella vieja mujer sentía cargar los días con los pies, y con las manos dejar regadas las semillas de algún recuerdo que a veces crecía hasta dar sus frutos, ricos en vitamina C. Sentía un recuerdo atorado entre sus dientes que no conseguía hacer que saliera. Aquella bella anciana, con su ropa roída y sucia, se sentaba a diario en medio del camino: un camino sin nombre, de tierra, con a penas unos árboles que hicieran sombra, para vender un poco de comida que preparaba con penosa distracción día con día. Se instalaba siempre en el mismo sitio: a un costado de una roca que le servía de mesa, sacaba de entre su carga cajitas de colores que contenían su vida horneada a fuego lento... Destapaba cada recipiente y el ambiente se bañaba con olores exquisitos. Quien pasaba por el camino podía verla a ...