ESTACIÓN RICARDO ARJONA.
ESTACIÓN RICARDO ARJONA (EX MARIANO BENÍTEZ)
INVENTREN
Viaje literario por vías y estaciones abandonadas de Argentina.
Para viajar gratuitamente enviar un mail en blanco a inventren-subscribe@gruposyahoo.com.ar
Próxima estación: J.R.R.Tolkien (ex 12 de agosto)
Enviar colaboraciones a: inventivasocial@yahoo.com.ar
En el anden
EL TREN DE LAS 18 *
Con su estertor
como un punto o una peca negra
una mancha voraz ocupando la planicie
o bien como un cimbronazo del horizontes
irrumpía el tren de las dieciocho
columpiando sus distancias en uno y otro ojo.
El asunto estaba en ese acontecer de la tarde
donde bajaban y subían saludos
bultos varios y uno que otro grito de andén
como si todo la congoja y la nostalgia
la risa y los temores
se detuviesen un instante en los umbrales
para, luego, salir cual arcón mágico por la pampa.
*
Siempre que menciono el tema me retrotrae a algunas experiencias vividas en mi infancia, hasta mi adolescencia, inclusive. Y me lleva a los cuadernos que tengo escritos con anotaciones varias y poemas que acompañan el día. Algunos de ellos están llenos de esas emociones que me fortalecen, que desmienten las torpezas cotidianas, las dudas de la rutina.
Habíamos caminado, antes, por las vías muertas del ferrocarril que pasaba por Capilla del Monte. El tren es algo muy difícil de explicar para aquellos que no tuvieron la oportunidad de vivirlo tan cerca. En la pampa sinfin era una fuerte presencia que anudaba y desanudaba los decires de todos los pueblos por donde pasaba. Sus vías, que aún están, nos acercaban las distancias. Me paraba, recuerdo, en medio de ellas y miraba absorto una y otra lejanía y las dejaba posar en mi imaginación de niño. Los guardas de los trenes siempre me contaban historias de lugares extraños que se aquerenciaban en mis no olvidos. Y no les digo lo que era subirse a una de esas viejas locomotoras, con su vientre al rojo vivo, de carbón ardiente:
- ya vas a manejar una de estas, me decía el maquinista, y dejaba que agarre una manija.
- Manejé el tren hoy, mamá. Y le contaba la historia.
*de Oscar A. Agú. cachoagu58@yahoo.com.ar
Cuentos en el tren
LA CAPILLITA SOLITARIA*
La antigua ruta once, el camino real para nosotros, era ancha, arenosa, polvorienta, y desde nuestro pueblo hacia el norte, habitualmente desolada, casi desierta; haciendo lucir desolado todo lo que lo circundaba. Los arbustos, enredaderas, y pastos de los costados; se veían sucios, cubiertos por el polvo que se levantaba del camino, más por los vientos, que por el escaso tránsito de aquellos tiempos. Muy pocas casas se animaban a asentarse a su vera, sólo algún “boliche” o paraje, muy lejano uno de otro. Las casas de los colonos eran espaciadas, y se presentaban bastante alejadas de la ruta.
En la mitad del siglo veinte éramos niños, y solíamos acompañar a mi padre, en sus cortos viajes, con el traqueteante y pequeño transporte de fletes varios. Solíamos visitar colonos, llevando moderadas cargas de mercaderías, o de insumos, trayendo parte de sus cosechas, especialmente hortalizas y otros productos, que se comercializaban bien en el pueblo.
A un par de kilómetros de las últimas casas, donde un abandonado camino vecinal formaba la esquina de un pequeño lote de campo, yermo y de breves pastos amarillentos, alejado de todo vestigio de vida: se levantaba solitaria una pequeña capillita ornamental, que se erguía, no más alta que una persona, sobre una delgada columnata retorcida, de aspecto neo gótico, símil mármol, y consagrada seguramente a una deidad religiosa, alguna virgen. Nadie sabía qué conmemoraba, ni en honor a quién se había erigido, y sobre todo por qué precisamente allí, alejada de todo.
El tema es que verla siempre tan sola, causaba una sensación incómoda, revestida con algo de inexplicable temor, y nuestra imaginación infantil, nos proponía absurdas relaciones con alguna leyenda, de hechos o personas que desconocíamos; máxime que más de una vez hemos visto, a algún acompañante circunstancial de la zona, persignarse respetuosamente cada vez que pasábamos por el lugar.
Nunca pasé indiferente, ni lo hubiera hecho sin advertirlo; siempre ese resquemor, ese recelo. Y no sólo yo, en casa se contaban cosas curiosas que habían ocurrido, a quienes de noche pasaban por allí, y no guardaron tal vez el debido respeto; aunque no es que lo creyeran del todo, siempre aparecían esos temas en charlas de sobremesa, como algo gracioso, folklórico.
Recuerdo que una noche nublada y muy obscura, nuestro pequeño camión quedó sin nafta, y se detuvo, precisamente enfrente; aunque no podíamos verla, sabíamos nuestra posición, porque ubicábamos las primeras y espaciadas luces del pueblo. No podría decir que me daba miedo, estaba al lado de mi hermano mayor, que si bien todavía era un niño, era una compañía enorme para mí, y además estaba papá, que fue quién se bajó y midió con una pequeña regla, cuanta nafta tendría el tanque. Pero varias veces me descubrí escudriñando en la negrura, a ver si veía la silueta de la capillita, y a veces miraba fijamente. por si alguna cosa extraña se moviera cerca…
Un jinete se acercaba al trote.
Lo escuchábamos desde una buena distancia. Papá le habló cuando estuvo junto a nosotros, aunque ni remotamente lo conociera. Le dio un billete y una damajuana de vidrio, pidiéndole que le consiguiera algo de nafta en un almacén, que estaba sobre la ruta, hacia el norte. El jinete apareció tras un largo rato, con la damajuana a medio llenar, suficiente para llegar a casa. Generoso y honesto el criollo. Luego no sé bien qué pasó. Papá le pasó un billete de poco valor como propina, agradeciéndole “la gauchada”; pero el hombre se indignó, se enojó, y lo expresó a toda voz, y era que consideró escaso el pago por el servicio.
Mi hermano y yo nos decepcionamos, ya que en principio entendimos que era un gesto generoso, y no aceptaría pago alguno por el auxilio; pero no, el hombre entendió que era una changa, y le habían pagado poco…
Todo esto sumado hizo que nuestra avería requiriera bastante tiempo en el lugar, que para mí era apremiante. Me avergonzaba sentir el miedo o resquemor que estaba sintiendo, y por momentos tenía un cosquilleo y escalofríos, hasta que volvía a serenarme viendo que ya nos íbamos y dejábamos atrás aquel oscuro y desolado sitio. Alejándonos, y sintiéndome algo más seguro me animé a voltearme y mirar casi hipnotizado hacia atrás, esperando ver, vaya a saber qué misteriosa aparición.
Tengo en mi memoria ese percance, y aquella noche tan cerrada; donde tuve omnipresente la inquietante cercanía de la misteriosa capillita…
Y esto del halo singular y casi exótico, que emanaba el pequeño santuario, estaba bastante difundido, y amalgamado a una profunda cultura religiosa, que a su vez, de un modo curioso, se ligaba también a un abanico de supersticiones y temores. Era evidente, al menos entre nuestros conocidos y parientes; aunque nadie habría querido reconocerlo, y sólo surgía si se involucraban, como pasó con un primo mayor nuestro, que estaba viviendo temporalmente con nosotros…
Era todavía soltero, así que estaba en la etapa de conocer posibles candidatas casaderas.
Acostumbraban en la zona rural de aquel entonces, acceder a encuentros de muchachos y muchachas, en las fiestas familiares, o en los bailes de colonia, fiestas religiosas o cívicas, y tantos eventos domingueros o casuales. Pero sobre todo de un modo muy recurrido en la zona: las visitas domiciliarias; donde solos, o en compañía de un amigo, o a veces dos, el pretendiente llegaba un sábado por la noche, “a tomar mate”… directamente y sin invitación alguna, a una casa elegida, donde hubiera chicas casaderas;
El juego era ir “tanteando”, a ver cómo eran “recibidos”; y no excluía que también visitaran otras casas, a veces esa misma noche, hurgando en un itinerario de selección, que concluía sólo cuando se formalizaba un compromiso, Esto podía ser una búsqueda de meses o de años, tornándose en algunos casos crónica, y como todo, ir devaluándose con el tiempo, siendo recibidos lógicamente, cada vez con menos expectativas.
No sólo los sábados, también las vísperas de fiestas, donde la otra parte también esperaba con impaciencia, qué podría depararle aquellos encuentros; que por otra parte no siempre eran tan fortuitos, a veces, ya tenían previamente alguna mirada complaciente, como un guiño, o un convite concertado.
Mi primo pertenecía a éstos últimos, visitantes “tomadores de mates”…
Un jueves por la noche, víspera del sagrado viernes santo, en que no podía realizarse ninguna actividad que no fuera de recogimiento, o adoración a Dios y a Cristo crucificado. Mamá no hubiera querido, que ninguno de nosotros saliera de casa esa noche.
-Mirá que tenés que estar de vuelta antes de las doce. No te entretengas. Acordate que pasada la medianoche ya va a ser Viernes Santo…-
-Si tía, quédese tranquila.- dijo mi primo, guiñándonos un ojo a sus espaldas, cancheramente…
Y con esa promesa, mi primo subió a su bicicleta, y partió a su visita romántica, a una legua al norte. Cuando decidió volver vio que ya eran más de las doce; y aunque nada tomaba en serio, se sintió profundamente sólo al volver por la ruta, en una noche alumbrada fantasmagóricamente por la luna llena.
A la mañana siguiente, tartamudeaba, todavía desencajado al contar, lo que él juraba que le había pasado:
Precisamente al llegar a la capillita, vio de reojo como de la misma salía un pequeño perro negro, mostrando una ferocidad rabiosa, y ladrándole furiosamente, arremetía decidido a morderle la pierna. Trató de pedalear más fuerte, pero el camino arenoso le frenaba las ruedas, y el perro lo atacaba más y más fieramente. Comenzó a defenderse arrojándole patadas, pero cada vez que le acertaba una, el perro crecía, y se hacía cada vez más grande y más aguerrido; y en un momento se había convertido en un perrazo enorme que no le daba tregua…
Se acordó entonces de rezar desesperadamente, mientras se concentraba en pedalear, y poco a poco se fue distanciando; del descomunal y fiero animal en que se había convertido, salvándose según él, por muy poco de sus filosos colmillos…
Todos trataron de hacerlo entender, que el perro habrá sido nada más que un perro, y que el miedo hizo el resto…
Pero a él nadie le hizo cambiar nunca, lo que aseguraba haber vivido.
Y muchos de nosotros entonces, sin querer, sentimos un escalofrío….
Y yo, lo vuelvo a sentir cada vez que me acuerdo.
*de Celso H. Agretti. celsoagr@arnet.com.ar
Avellaneda, Provincia de Santa Fe; 14 sept. 2006
Estación Ricardo Arjona.
(ex-Mariano Benítez)
1.
El hombre afectado por una fiebre gripal esta pensando, viajando sin rumbo con pensamientos incoherentes desde su cama. Los párpados le pesan. El cuerpo pide cerrar otra vez los ojos y dormitar. Trata de sobreponerse. Su madre volvió de hacer compras y le trajo un diario. Lee los titulares. Abre el diario. busca "esa noticia". Lee fragmentos, abre y cierra los ojos, imagina como la noticia se modifica en el relato de quien la lea. Supone en su hipótesis febril qué hay algo en las vidas de la gente que se modifica, que los lectores se enlazan curiosamente con cada texto, que imprevistos efectos de discurso se suceden aquí y allá.
"Kirchner abrió las operaciones de Wall Street".
Es la noticia dicha en una sola oración.
2. The Opening Bell.
"El presidente hizo sonar la campana con que larga la rueda de acciones de la Bolsa de Nueva York".
Desde que arrendó su campo a "los Grobo", Mariano Benítez Standford no deja de soñar proyectos, no se puede ver a sí mismo como un estático rentista, un hombre de campo es un hombre de negocios se dice y le dice a quienes se cruza en el pequeño pueblo que como la estación -hoy abandonada- que lleva el nombre de su tatarabuelo el Dr. Mariano Benítez. hacendado y legislador fallecido en 1892 muy joven, a los 38 años. El sabe que con los 400 pesos por hectárea que le pagan por sembrar soja en su campo puede vivir bien, sin apremios, él y su familia. Pero la relativa quietud de su hogar lo asfixia. El siente que tiene un destino trascendente, y coherente con su historia familiar no quiere vivir de las joyas de la abuela, o de las 600 hectáreas que heredó.
3.
Este acto representa el retorno de la Argentina al lugar en el mundo que nunca debió haber abandonado", dijo el presidente Kirchner.
Volver al lugar que nunca debió haber abandonado. La frase hace ecos, retumba como tambores en un gran edificio vacío. Mariano piensa en su propia historia como productor rural, en la economía del país que lo llevo a la cruel paradoja de vivir mejor sin producir sus propias tierras. La decisión le llevo un año entero de idas y vueltas hasta que al fin pudo rematar hasta última cabeza de ganado para saldar las deudas y quedarse con una reserva en dinero. Acá por esta zona están todos igual, trató inútilmente de consolarse. Se acordó de Fabián, también polista como él, con su familia tienen alrededor de 300 hectáreas sobre el camino 12 de octubre, en el límite provincial de Buenos Aires con Santa Fe, a unos 30 kilómetros de la ciudad, entre Mariano Benítez y General Gelly. Y hoy sobreviven recibiendo en su estancia a turistas que vienen a jugar polo y hacer vida de campo. Pobres, encima el año pasado los asaltaron cuando tenían alojados a varios ingleses y la mala experiencia casi los deja sin clientes. Los ladrones eran malvivientes de la zona. Cuando vieron llegar a la policia dejaron al Volkswagen Pointer GT azul de la familia enfrente de la estación abandonada y huyeron corriendo por los campos.
4. Ricardo Arjona.
"Tenemos el privilegio de recibir al presidente Kirchner y su delegación. Agradecemos su visita y esperamos agregar otra compañía argentina a nuestra familia"
Otra compañía argentina a nuestra familia. ¡Que hermoso sería fundar una empresa que cotice en Wall Street!. Al ladito nomás en la pizarra de la Tenaris de Techint. Mariano se ve en un desayuno de trabajo con Paolo Rocca. Tengo que pensar un negocio que consuma acero y caños...
María Virginia se abre paso en su ensueño por Nueva York.
Su mujer lo despabila con un beso bastante lábil en la mejilla.
-Qué tal Pergamino y la escuela de los chicos.
-Bien, después de dejarlos en Inmaculada fuí a comprar un termo al bazar de Aurora y Manuela.
-¿Cómo andan esas locas de atar?
-De la cabeza. Dicen que consiguieron entradas para el último recital de Arjona en Argentina.
Sueñan con arrancarle la camisa a jirones y abrazarlo y besarlo...
-Esas mellizas necesitan un buen burro, aunque no sepa cantar.
-Ya salió el machista. Yo iria con ellas si tuviera con quien dejar a los chicos. Vos y tus amigos polistas no entienden el romanticismo de una mujer.... Al menos Aurora y Manuela todavía pueden soñar...
Mariano, deja de escuchar a su mujer, se desconecta, o mejor dicho: coloca el piloto automático de las respuestas comunes y no conflictivas. Piensa en esa frase de Arjona que leyó días atras en la tapa de una revista "después de 40 años me di cuenta de que a las mujeres no hay que entenderlas, hay que quererlas mucho, aunque duela un poquito". Y él, más alla de su machismo asumido e incurable, quiere a su mujer y madre de sus hijos.
5
Vuelve al proyecto del que le gustaria al menos desprender una silueta borrosa, algo más tangible desde la bruma que lo rodea. Su profesor de economía internacional decía -no sin cierta malicia- que un proyecto exitoso tiene que combinar bien la capacidad de manipulación, lo banal y ser capaz de tener efectos en un mercado global. " El mercado es el único Dios al cual hay que adorar y temer a la vez", era una de sus frases predilectas que repetía sin preocupación por las creencias religiosas de sus alumnos. "Si su producto no tiene mercado o no lo genera inmediatamente reemplazando a otros productos o servicios, no merece entonces que se confirme su fracaso invirtiendo más horas y dinero en él". "De un proyecto, hay que enamorarse perdidamente como de una mujer bellisima, única, o abandonarlo rápidamente..." Estas eran algunas de las frases-enseñanzas que volvían a su mente en estas horas de incertidumbre e ideas desordenadas.
6
"Es la respiración profunda antes de arrojarse al río"
Esta es una de las frases de los libros de Tolkien que alguna vez copió a su agenda. Viene como anillo al dedo en este momento. Se paro y fue a la biblioteca, allí estan los papeles de su Tatarabuelo, el Dr. Mariano Benítez que siendo senador se opuso con tenacidad a la privatización del ferrocarril Oeste que finalmente el gobernador Maxímo Paz logró concretar el 30 de junio de 1890. De ese ferrocarril, sólo quedan ruinas como la estación del pueblo y muchas otras que eran intermedias entre Rosario y Buenos Aires en ese ferrocarril de trocha angosta. Para colmo de males, el corrupto del ministro Julio De Vido armo su proyecto de tren "bala" entre Rosario y Buenos Aires, y esto -entre otras consecuencias- deja sin chance de reactivación a las otras vías ferreas alternativas como la que pasa por su pueblo. Aquellos sueños, como los de su antepasado, parecen hoy, definitivamente muertos.
7. El primer tren temático del mundo.
La cabeza de Mariano se desato en febriles ecuaciones en un instante. De pronto se sintió como el más grande jugador de polo de todos los tiempos, con el 10 de handicap de aquí en más, galopando arriba de su petiso hacia un futuro luminoso. Pero este proyecto, -pensó- sólo puede tratarse con gente de mente abierta y audacia como Soros o Tinelli. Cada estación será un espacio temático e interactivo de homenaje a un idolo indiscutido de la canción, un actor internacional o un miembro sagrado del mundo del espectáculo.
¡Como en Hollywood, pero en la pampa Argentina..!!!
Sólo el manejo del negocio de merchandising de cada estación haría rico a cualquiera.
Y "su estación", la estación que llevaba el nombre de su ilustre tatarabuelo Mariano Benítez, debera llamarse de ahora en más "Ricardo Arjona" en homenaje al procer de la canción que originó esta tremenda tormenta de ideas en su cabeza.
8.
Todavía falta el nombre, que es en sí mismo muy importante, pues tiene que dar cuenta del proyecto y ser susceptible de ser registrado como de su propiedad intelectual. Pero Mariano se da el permiso de fantasear y jugar con el nombre de las estaciones:
ROSARIO. (queda igual, es una de las cabeceras del recorrido)
LA BAJADA. se llamará desde hoy "Susana Gimenez".
LA CAROLINA. me gusta más "Madonna" o "Shakira".
C.R.S.DOMINGUEZ. Era un coronel. Me gusta para la "Estación Steven Spielberg"
URANGA. ¡No se me ocurre nada...!!!! por ahora dejamos "Estación Michelle Pfeiffer"
LA VANGUARDIA. yo la llamaría "estación Woody Allen"
SARGENTO CABRAL. Dado que es un nombre muy cercano a la historia patria, el mejor nombre de reemplazo sería "Estación Brad Pitt"
CAÑADA RICA, desde ahora "Estación Mirta Legrand" aunque ella seguro querrá estar en el nombre de la estación Villa cañaz que es otro ramal...
GRAL GELLY. sera mejor que se llame "Estación Tom Hanks"
MARIANO BENITEZ. Sin duda... un tributo al mentor de la genial idea, se llamará "Ricardo Arjona"
12 DE AGOSTO. Cambia a "Estación J.R.R. Tolkien" -hacemos una excepción y de paso dejo un gesto de gratitud a su escritura-
FRANCISCO AYERZA. Será la estación dedicada a Marcelo Tinelli.
PERGAMINO. Me gusta para un nombre tradicional, del estilo "Estación Dustin Lee Hoffman".
TAMBO NUEVO. será "Estación Sandra Bullock", una mujer para enamorarse perdidamente...
RANCAGUA. -nombre de batalla.. "Estación Humphrey DeForest Bogart" un homenaje bien merecido.
ARROYO DULCE. Esta estación me suena a navegar y a mujer, podría ser la heroina de Piratas del Caribe, qué es hermosa y dulce... Se llamará "Keira Knightley".
TACUARÍ. por ahora, anoto estación Mel Gibson.
SALTO. sin dudas, será la "Estación Leslie William Nielsen"
9.Ideas del Sur.
Mariano Benítez Stanford. Productor rural. Jugador de polo. Magíster en Economía de Negocios de la Universidad Delta de San Isidro.
Una secretaria de alrededor de 25 años vestida con un trajecito rosa viejo lee del otro lado del mostrador el encabezado del curriculum con el que acompaña su proyecto y plan de negocios.
Bastante ansioso por cierto, Mariano se escucha hablando de forma inoportuna sobre el silencio de lectura de la chica...
-Incluso podría ser un reality, la competencia de cada pueblo por ser sponsoreado por un famoso no sólo de la argentina sino del mundo que otorgue su nombre a la nueva estación de trenes.
Ella se presenta. Es Analía, asistente de relaciones públicas la productora.
-Mariano, usted tiene un aspecto respetable, pero no puedo prometerle nada, todos los días se reciben 40 a 50 visitas de gente que trae negocios y proyectos de todo tipo y que quieren ver a Marcelo a quien le atribuyen un poder casi mágico, como si tocarlo diera vuelta los fracasos de toda una vida. Veo a los ojos de la gente y cuando lo ven parecen estar ante un encantamiento místico. Como si vieran la imagen de la Virgen del Rosario en San Nicolás... a propósito, -¿Usted fue Mariano a ver a la virgen?
-No fui por mis ocupaciones, pero mi mujer y mis hijos si estuvieron.
10.
Mientrás Mariano Benítez Stanford presumiblemente se dirige con su plan de negocios a la oficina en argentina de George Soros. Aquel hombre que lee diarios y desata con su imaginación historias fantásticas, ya se ha curado de la fiebre que lo tenía en cama la semana anterior y ayer ha leído una nueva declaración del presidente Kirchner"El pasado no está ni derrotado ni vencido". Con cierta mueca de amargura empieza a silbar el antiguo tango. Deja la estrofa flotando con la soledad de su voz en la habitación: Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando ...
*de Urbano Powell. urbanopowell@yahoo.com.ar
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EL TREN DE LAS 18 *
Con su estertor
como un punto o una peca negra
una mancha voraz ocupando la planicie
o bien como un cimbronazo del horizontes
irrumpía el tren de las dieciocho
columpiando sus distancias en uno y otro ojo.
El asunto estaba en ese acontecer de la tarde
donde bajaban y subían saludos
bultos varios y uno que otro grito de andén
como si todo la congoja y la nostalgia
la risa y los temores
se detuviesen un instante en los umbrales
para, luego, salir cual arcón mágico por la pampa.
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Siempre que menciono el tema me retrotrae a algunas experiencias vividas en mi infancia, hasta mi adolescencia, inclusive. Y me lleva a los cuadernos que tengo escritos con anotaciones varias y poemas que acompañan el día. Algunos de ellos están llenos de esas emociones que me fortalecen, que desmienten las torpezas cotidianas, las dudas de la rutina.
Habíamos caminado, antes, por las vías muertas del ferrocarril que pasaba por Capilla del Monte. El tren es algo muy difícil de explicar para aquellos que no tuvieron la oportunidad de vivirlo tan cerca. En la pampa sinfin era una fuerte presencia que anudaba y desanudaba los decires de todos los pueblos por donde pasaba. Sus vías, que aún están, nos acercaban las distancias. Me paraba, recuerdo, en medio de ellas y miraba absorto una y otra lejanía y las dejaba posar en mi imaginación de niño. Los guardas de los trenes siempre me contaban historias de lugares extraños que se aquerenciaban en mis no olvidos. Y no les digo lo que era subirse a una de esas viejas locomotoras, con su vientre al rojo vivo, de carbón ardiente:
- ya vas a manejar una de estas, me decía el maquinista, y dejaba que agarre una manija.
- Manejé el tren hoy, mamá. Y le contaba la historia.
*de Oscar A. Agú. cachoagu58@yahoo.com.ar
Cuentos en el tren
LA CAPILLITA SOLITARIA*
La antigua ruta once, el camino real para nosotros, era ancha, arenosa, polvorienta, y desde nuestro pueblo hacia el norte, habitualmente desolada, casi desierta; haciendo lucir desolado todo lo que lo circundaba. Los arbustos, enredaderas, y pastos de los costados; se veían sucios, cubiertos por el polvo que se levantaba del camino, más por los vientos, que por el escaso tránsito de aquellos tiempos. Muy pocas casas se animaban a asentarse a su vera, sólo algún “boliche” o paraje, muy lejano uno de otro. Las casas de los colonos eran espaciadas, y se presentaban bastante alejadas de la ruta.
En la mitad del siglo veinte éramos niños, y solíamos acompañar a mi padre, en sus cortos viajes, con el traqueteante y pequeño transporte de fletes varios. Solíamos visitar colonos, llevando moderadas cargas de mercaderías, o de insumos, trayendo parte de sus cosechas, especialmente hortalizas y otros productos, que se comercializaban bien en el pueblo.
A un par de kilómetros de las últimas casas, donde un abandonado camino vecinal formaba la esquina de un pequeño lote de campo, yermo y de breves pastos amarillentos, alejado de todo vestigio de vida: se levantaba solitaria una pequeña capillita ornamental, que se erguía, no más alta que una persona, sobre una delgada columnata retorcida, de aspecto neo gótico, símil mármol, y consagrada seguramente a una deidad religiosa, alguna virgen. Nadie sabía qué conmemoraba, ni en honor a quién se había erigido, y sobre todo por qué precisamente allí, alejada de todo.
El tema es que verla siempre tan sola, causaba una sensación incómoda, revestida con algo de inexplicable temor, y nuestra imaginación infantil, nos proponía absurdas relaciones con alguna leyenda, de hechos o personas que desconocíamos; máxime que más de una vez hemos visto, a algún acompañante circunstancial de la zona, persignarse respetuosamente cada vez que pasábamos por el lugar.
Nunca pasé indiferente, ni lo hubiera hecho sin advertirlo; siempre ese resquemor, ese recelo. Y no sólo yo, en casa se contaban cosas curiosas que habían ocurrido, a quienes de noche pasaban por allí, y no guardaron tal vez el debido respeto; aunque no es que lo creyeran del todo, siempre aparecían esos temas en charlas de sobremesa, como algo gracioso, folklórico.
Recuerdo que una noche nublada y muy obscura, nuestro pequeño camión quedó sin nafta, y se detuvo, precisamente enfrente; aunque no podíamos verla, sabíamos nuestra posición, porque ubicábamos las primeras y espaciadas luces del pueblo. No podría decir que me daba miedo, estaba al lado de mi hermano mayor, que si bien todavía era un niño, era una compañía enorme para mí, y además estaba papá, que fue quién se bajó y midió con una pequeña regla, cuanta nafta tendría el tanque. Pero varias veces me descubrí escudriñando en la negrura, a ver si veía la silueta de la capillita, y a veces miraba fijamente. por si alguna cosa extraña se moviera cerca…
Un jinete se acercaba al trote.
Lo escuchábamos desde una buena distancia. Papá le habló cuando estuvo junto a nosotros, aunque ni remotamente lo conociera. Le dio un billete y una damajuana de vidrio, pidiéndole que le consiguiera algo de nafta en un almacén, que estaba sobre la ruta, hacia el norte. El jinete apareció tras un largo rato, con la damajuana a medio llenar, suficiente para llegar a casa. Generoso y honesto el criollo. Luego no sé bien qué pasó. Papá le pasó un billete de poco valor como propina, agradeciéndole “la gauchada”; pero el hombre se indignó, se enojó, y lo expresó a toda voz, y era que consideró escaso el pago por el servicio.
Mi hermano y yo nos decepcionamos, ya que en principio entendimos que era un gesto generoso, y no aceptaría pago alguno por el auxilio; pero no, el hombre entendió que era una changa, y le habían pagado poco…
Todo esto sumado hizo que nuestra avería requiriera bastante tiempo en el lugar, que para mí era apremiante. Me avergonzaba sentir el miedo o resquemor que estaba sintiendo, y por momentos tenía un cosquilleo y escalofríos, hasta que volvía a serenarme viendo que ya nos íbamos y dejábamos atrás aquel oscuro y desolado sitio. Alejándonos, y sintiéndome algo más seguro me animé a voltearme y mirar casi hipnotizado hacia atrás, esperando ver, vaya a saber qué misteriosa aparición.
Tengo en mi memoria ese percance, y aquella noche tan cerrada; donde tuve omnipresente la inquietante cercanía de la misteriosa capillita…
Y esto del halo singular y casi exótico, que emanaba el pequeño santuario, estaba bastante difundido, y amalgamado a una profunda cultura religiosa, que a su vez, de un modo curioso, se ligaba también a un abanico de supersticiones y temores. Era evidente, al menos entre nuestros conocidos y parientes; aunque nadie habría querido reconocerlo, y sólo surgía si se involucraban, como pasó con un primo mayor nuestro, que estaba viviendo temporalmente con nosotros…
Era todavía soltero, así que estaba en la etapa de conocer posibles candidatas casaderas.
Acostumbraban en la zona rural de aquel entonces, acceder a encuentros de muchachos y muchachas, en las fiestas familiares, o en los bailes de colonia, fiestas religiosas o cívicas, y tantos eventos domingueros o casuales. Pero sobre todo de un modo muy recurrido en la zona: las visitas domiciliarias; donde solos, o en compañía de un amigo, o a veces dos, el pretendiente llegaba un sábado por la noche, “a tomar mate”… directamente y sin invitación alguna, a una casa elegida, donde hubiera chicas casaderas;
El juego era ir “tanteando”, a ver cómo eran “recibidos”; y no excluía que también visitaran otras casas, a veces esa misma noche, hurgando en un itinerario de selección, que concluía sólo cuando se formalizaba un compromiso, Esto podía ser una búsqueda de meses o de años, tornándose en algunos casos crónica, y como todo, ir devaluándose con el tiempo, siendo recibidos lógicamente, cada vez con menos expectativas.
No sólo los sábados, también las vísperas de fiestas, donde la otra parte también esperaba con impaciencia, qué podría depararle aquellos encuentros; que por otra parte no siempre eran tan fortuitos, a veces, ya tenían previamente alguna mirada complaciente, como un guiño, o un convite concertado.
Mi primo pertenecía a éstos últimos, visitantes “tomadores de mates”…
Un jueves por la noche, víspera del sagrado viernes santo, en que no podía realizarse ninguna actividad que no fuera de recogimiento, o adoración a Dios y a Cristo crucificado. Mamá no hubiera querido, que ninguno de nosotros saliera de casa esa noche.
-Mirá que tenés que estar de vuelta antes de las doce. No te entretengas. Acordate que pasada la medianoche ya va a ser Viernes Santo…-
-Si tía, quédese tranquila.- dijo mi primo, guiñándonos un ojo a sus espaldas, cancheramente…
Y con esa promesa, mi primo subió a su bicicleta, y partió a su visita romántica, a una legua al norte. Cuando decidió volver vio que ya eran más de las doce; y aunque nada tomaba en serio, se sintió profundamente sólo al volver por la ruta, en una noche alumbrada fantasmagóricamente por la luna llena.
A la mañana siguiente, tartamudeaba, todavía desencajado al contar, lo que él juraba que le había pasado:
Precisamente al llegar a la capillita, vio de reojo como de la misma salía un pequeño perro negro, mostrando una ferocidad rabiosa, y ladrándole furiosamente, arremetía decidido a morderle la pierna. Trató de pedalear más fuerte, pero el camino arenoso le frenaba las ruedas, y el perro lo atacaba más y más fieramente. Comenzó a defenderse arrojándole patadas, pero cada vez que le acertaba una, el perro crecía, y se hacía cada vez más grande y más aguerrido; y en un momento se había convertido en un perrazo enorme que no le daba tregua…
Se acordó entonces de rezar desesperadamente, mientras se concentraba en pedalear, y poco a poco se fue distanciando; del descomunal y fiero animal en que se había convertido, salvándose según él, por muy poco de sus filosos colmillos…
Todos trataron de hacerlo entender, que el perro habrá sido nada más que un perro, y que el miedo hizo el resto…
Pero a él nadie le hizo cambiar nunca, lo que aseguraba haber vivido.
Y muchos de nosotros entonces, sin querer, sentimos un escalofrío….
Y yo, lo vuelvo a sentir cada vez que me acuerdo.
*de Celso H. Agretti. celsoagr@arnet.com.ar
Avellaneda, Provincia de Santa Fe; 14 sept. 2006
Estación Ricardo Arjona.
(ex-Mariano Benítez)
1.
El hombre afectado por una fiebre gripal esta pensando, viajando sin rumbo con pensamientos incoherentes desde su cama. Los párpados le pesan. El cuerpo pide cerrar otra vez los ojos y dormitar. Trata de sobreponerse. Su madre volvió de hacer compras y le trajo un diario. Lee los titulares. Abre el diario. busca "esa noticia". Lee fragmentos, abre y cierra los ojos, imagina como la noticia se modifica en el relato de quien la lea. Supone en su hipótesis febril qué hay algo en las vidas de la gente que se modifica, que los lectores se enlazan curiosamente con cada texto, que imprevistos efectos de discurso se suceden aquí y allá.
"Kirchner abrió las operaciones de Wall Street".
Es la noticia dicha en una sola oración.
2. The Opening Bell.
"El presidente hizo sonar la campana con que larga la rueda de acciones de la Bolsa de Nueva York".
Desde que arrendó su campo a "los Grobo", Mariano Benítez Standford no deja de soñar proyectos, no se puede ver a sí mismo como un estático rentista, un hombre de campo es un hombre de negocios se dice y le dice a quienes se cruza en el pequeño pueblo que como la estación -hoy abandonada- que lleva el nombre de su tatarabuelo el Dr. Mariano Benítez. hacendado y legislador fallecido en 1892 muy joven, a los 38 años. El sabe que con los 400 pesos por hectárea que le pagan por sembrar soja en su campo puede vivir bien, sin apremios, él y su familia. Pero la relativa quietud de su hogar lo asfixia. El siente que tiene un destino trascendente, y coherente con su historia familiar no quiere vivir de las joyas de la abuela, o de las 600 hectáreas que heredó.
3.
Este acto representa el retorno de la Argentina al lugar en el mundo que nunca debió haber abandonado", dijo el presidente Kirchner.
Volver al lugar que nunca debió haber abandonado. La frase hace ecos, retumba como tambores en un gran edificio vacío. Mariano piensa en su propia historia como productor rural, en la economía del país que lo llevo a la cruel paradoja de vivir mejor sin producir sus propias tierras. La decisión le llevo un año entero de idas y vueltas hasta que al fin pudo rematar hasta última cabeza de ganado para saldar las deudas y quedarse con una reserva en dinero. Acá por esta zona están todos igual, trató inútilmente de consolarse. Se acordó de Fabián, también polista como él, con su familia tienen alrededor de 300 hectáreas sobre el camino 12 de octubre, en el límite provincial de Buenos Aires con Santa Fe, a unos 30 kilómetros de la ciudad, entre Mariano Benítez y General Gelly. Y hoy sobreviven recibiendo en su estancia a turistas que vienen a jugar polo y hacer vida de campo. Pobres, encima el año pasado los asaltaron cuando tenían alojados a varios ingleses y la mala experiencia casi los deja sin clientes. Los ladrones eran malvivientes de la zona. Cuando vieron llegar a la policia dejaron al Volkswagen Pointer GT azul de la familia enfrente de la estación abandonada y huyeron corriendo por los campos.
4. Ricardo Arjona.
"Tenemos el privilegio de recibir al presidente Kirchner y su delegación. Agradecemos su visita y esperamos agregar otra compañía argentina a nuestra familia"
Otra compañía argentina a nuestra familia. ¡Que hermoso sería fundar una empresa que cotice en Wall Street!. Al ladito nomás en la pizarra de la Tenaris de Techint. Mariano se ve en un desayuno de trabajo con Paolo Rocca. Tengo que pensar un negocio que consuma acero y caños...
María Virginia se abre paso en su ensueño por Nueva York.
Su mujer lo despabila con un beso bastante lábil en la mejilla.
-Qué tal Pergamino y la escuela de los chicos.
-Bien, después de dejarlos en Inmaculada fuí a comprar un termo al bazar de Aurora y Manuela.
-¿Cómo andan esas locas de atar?
-De la cabeza. Dicen que consiguieron entradas para el último recital de Arjona en Argentina.
Sueñan con arrancarle la camisa a jirones y abrazarlo y besarlo...
-Esas mellizas necesitan un buen burro, aunque no sepa cantar.
-Ya salió el machista. Yo iria con ellas si tuviera con quien dejar a los chicos. Vos y tus amigos polistas no entienden el romanticismo de una mujer.... Al menos Aurora y Manuela todavía pueden soñar...
Mariano, deja de escuchar a su mujer, se desconecta, o mejor dicho: coloca el piloto automático de las respuestas comunes y no conflictivas. Piensa en esa frase de Arjona que leyó días atras en la tapa de una revista "después de 40 años me di cuenta de que a las mujeres no hay que entenderlas, hay que quererlas mucho, aunque duela un poquito". Y él, más alla de su machismo asumido e incurable, quiere a su mujer y madre de sus hijos.
5
Vuelve al proyecto del que le gustaria al menos desprender una silueta borrosa, algo más tangible desde la bruma que lo rodea. Su profesor de economía internacional decía -no sin cierta malicia- que un proyecto exitoso tiene que combinar bien la capacidad de manipulación, lo banal y ser capaz de tener efectos en un mercado global. " El mercado es el único Dios al cual hay que adorar y temer a la vez", era una de sus frases predilectas que repetía sin preocupación por las creencias religiosas de sus alumnos. "Si su producto no tiene mercado o no lo genera inmediatamente reemplazando a otros productos o servicios, no merece entonces que se confirme su fracaso invirtiendo más horas y dinero en él". "De un proyecto, hay que enamorarse perdidamente como de una mujer bellisima, única, o abandonarlo rápidamente..." Estas eran algunas de las frases-enseñanzas que volvían a su mente en estas horas de incertidumbre e ideas desordenadas.
6
"Es la respiración profunda antes de arrojarse al río"
Esta es una de las frases de los libros de Tolkien que alguna vez copió a su agenda. Viene como anillo al dedo en este momento. Se paro y fue a la biblioteca, allí estan los papeles de su Tatarabuelo, el Dr. Mariano Benítez que siendo senador se opuso con tenacidad a la privatización del ferrocarril Oeste que finalmente el gobernador Maxímo Paz logró concretar el 30 de junio de 1890. De ese ferrocarril, sólo quedan ruinas como la estación del pueblo y muchas otras que eran intermedias entre Rosario y Buenos Aires en ese ferrocarril de trocha angosta. Para colmo de males, el corrupto del ministro Julio De Vido armo su proyecto de tren "bala" entre Rosario y Buenos Aires, y esto -entre otras consecuencias- deja sin chance de reactivación a las otras vías ferreas alternativas como la que pasa por su pueblo. Aquellos sueños, como los de su antepasado, parecen hoy, definitivamente muertos.
7. El primer tren temático del mundo.
La cabeza de Mariano se desato en febriles ecuaciones en un instante. De pronto se sintió como el más grande jugador de polo de todos los tiempos, con el 10 de handicap de aquí en más, galopando arriba de su petiso hacia un futuro luminoso. Pero este proyecto, -pensó- sólo puede tratarse con gente de mente abierta y audacia como Soros o Tinelli. Cada estación será un espacio temático e interactivo de homenaje a un idolo indiscutido de la canción, un actor internacional o un miembro sagrado del mundo del espectáculo.
¡Como en Hollywood, pero en la pampa Argentina..!!!
Sólo el manejo del negocio de merchandising de cada estación haría rico a cualquiera.
Y "su estación", la estación que llevaba el nombre de su ilustre tatarabuelo Mariano Benítez, debera llamarse de ahora en más "Ricardo Arjona" en homenaje al procer de la canción que originó esta tremenda tormenta de ideas en su cabeza.
8.
Todavía falta el nombre, que es en sí mismo muy importante, pues tiene que dar cuenta del proyecto y ser susceptible de ser registrado como de su propiedad intelectual. Pero Mariano se da el permiso de fantasear y jugar con el nombre de las estaciones:
ROSARIO. (queda igual, es una de las cabeceras del recorrido)
LA BAJADA. se llamará desde hoy "Susana Gimenez".
LA CAROLINA. me gusta más "Madonna" o "Shakira".
C.R.S.DOMINGUEZ. Era un coronel. Me gusta para la "Estación Steven Spielberg"
URANGA. ¡No se me ocurre nada...!!!! por ahora dejamos "Estación Michelle Pfeiffer"
LA VANGUARDIA. yo la llamaría "estación Woody Allen"
SARGENTO CABRAL. Dado que es un nombre muy cercano a la historia patria, el mejor nombre de reemplazo sería "Estación Brad Pitt"
CAÑADA RICA, desde ahora "Estación Mirta Legrand" aunque ella seguro querrá estar en el nombre de la estación Villa cañaz que es otro ramal...
GRAL GELLY. sera mejor que se llame "Estación Tom Hanks"
MARIANO BENITEZ. Sin duda... un tributo al mentor de la genial idea, se llamará "Ricardo Arjona"
12 DE AGOSTO. Cambia a "Estación J.R.R. Tolkien" -hacemos una excepción y de paso dejo un gesto de gratitud a su escritura-
FRANCISCO AYERZA. Será la estación dedicada a Marcelo Tinelli.
PERGAMINO. Me gusta para un nombre tradicional, del estilo "Estación Dustin Lee Hoffman".
TAMBO NUEVO. será "Estación Sandra Bullock", una mujer para enamorarse perdidamente...
RANCAGUA. -nombre de batalla.. "Estación Humphrey DeForest Bogart" un homenaje bien merecido.
ARROYO DULCE. Esta estación me suena a navegar y a mujer, podría ser la heroina de Piratas del Caribe, qué es hermosa y dulce... Se llamará "Keira Knightley".
TACUARÍ. por ahora, anoto estación Mel Gibson.
SALTO. sin dudas, será la "Estación Leslie William Nielsen"
9.Ideas del Sur.
Mariano Benítez Stanford. Productor rural. Jugador de polo. Magíster en Economía de Negocios de la Universidad Delta de San Isidro.
Una secretaria de alrededor de 25 años vestida con un trajecito rosa viejo lee del otro lado del mostrador el encabezado del curriculum con el que acompaña su proyecto y plan de negocios.
Bastante ansioso por cierto, Mariano se escucha hablando de forma inoportuna sobre el silencio de lectura de la chica...
-Incluso podría ser un reality, la competencia de cada pueblo por ser sponsoreado por un famoso no sólo de la argentina sino del mundo que otorgue su nombre a la nueva estación de trenes.
Ella se presenta. Es Analía, asistente de relaciones públicas la productora.
-Mariano, usted tiene un aspecto respetable, pero no puedo prometerle nada, todos los días se reciben 40 a 50 visitas de gente que trae negocios y proyectos de todo tipo y que quieren ver a Marcelo a quien le atribuyen un poder casi mágico, como si tocarlo diera vuelta los fracasos de toda una vida. Veo a los ojos de la gente y cuando lo ven parecen estar ante un encantamiento místico. Como si vieran la imagen de la Virgen del Rosario en San Nicolás... a propósito, -¿Usted fue Mariano a ver a la virgen?
-No fui por mis ocupaciones, pero mi mujer y mis hijos si estuvieron.
10.
Mientrás Mariano Benítez Stanford presumiblemente se dirige con su plan de negocios a la oficina en argentina de George Soros. Aquel hombre que lee diarios y desata con su imaginación historias fantásticas, ya se ha curado de la fiebre que lo tenía en cama la semana anterior y ayer ha leído una nueva declaración del presidente Kirchner"El pasado no está ni derrotado ni vencido". Con cierta mueca de amargura empieza a silbar el antiguo tango. Deja la estrofa flotando con la soledad de su voz en la habitación: Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando ...
*de Urbano Powell. urbanopowell@yahoo.com.ar
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