ESTACIÓN ORTIZ DE ROZAS.
Inventren ENTONCES LOS TRENES* *De Jorge Isaías. jisaias46@yahoo.com.ar Cuando los tiempos eran perfectos existieron los trenes. La estación tenía las tejas rojas, la galería techada sobre el piso de lajas oscuras y yendo hacia el sector de las cargas un ancho camino de granza roja que crujía bajos los pesados botines que usaban los empleados del Ferrocarril. La construcción era copiada de las facturas inglesas, es decir: aireadas, altas y seguras en todo sentido. Los ingleses -como los alemanes- llevan el confort en las casas que levantan en cualquier lugar del planeta, según comenta mi hermano, y es fácil constatar. Gran parte de la vida social del pueblo pasaba por allí. Cuántos noviazgos de entonces comenzaron en los momentos febriles en que la ansiedad y el estrépito no dejaban tiempo a la razón y abría un sendero ancho a los sueños. Los minutos previos a la llegada del tren convertían ese minúsculo reducto en una metáfora que ...